Por qué no debes usar un formato genérico o "machote" en tu contrato en tu arrendamiento
- marcotrujeque
- 29 dic 2024
- 3 Min. de lectura
Al arrendar tu inmueble siempre es recomendable contar con un contrato por escrito en donde consten los derechos y obligaciones tanto del arrendador como del arrendatario. No obstante, es común pensar que basta con descargar un contrato de internet y llenarlo con los datos de las partes involucradas. Sin embargo, un contrato genérico (o "machote") rara vez cubre todos los aspectos específicos de cada situación, lo que puede derivar en problemas legales o económicos a futuro.
A continuación te presentamos los puntos clave de por qué NO es recomendable usar un formato preestablecido para tu contrato de arrendamiento.
Falta de personalización.
Cada arrendamiento tiene particularidades propias que lo hacen distinto de cualquier otro: el tipo de inmueble y sus accesorios, el uso que se le dará a la propiedad, la duración, etc. Un "machote" no contempla estas necesidades específicas y, por tanto, no garantiza que tus derechos queden debidamente protegidos ni que representa la realidad de cómo se va a regir el arrendamiento.
Al elaborar un contrato personalizado, te aseguras de que cada cláusula responda a la situación real y a las disposiciones legales vigentes.
Posibles vacíos legales.
Los formatos suelen ser muy generales y demasiado básicos. Para cumplir con un amplio espectro de uso, omiten cláusulas y requisitos establecidos puntualmente por la legislación de cada Estados. Además, suelen pasar por alto aspectos clave como el como pago de servicios, normativas de convivencia o usos especiales, responsabilidades por incumplimiento o daño al inmueble.
Esta ausencia de cláusulas puede dejar expuesto tanto al arrendador como al arrendatario y culminar en conflictos difíciles de reclamar ante un posible incumplimiento.
Contradicciones o ambigüedades.
Los formatos de contrato de arrendamiento suelen extraerse de fuentes poco fiables o no actualizadas, cuya autoría puede no ser atribuida a un experto en la materia. Al combinar sus cláusulas con la información particular de cada arrendamiento, pueden surgir contradicciones que no se advierten al momento de la firma y que no dejan claro qué ocurre en ciertas situaciones (por ejemplo, como el incumplimiento de alguna obligación).
Estas contradicciones dan lugar a que el contrato deba ser interpretado por un juez, dando lugar a la inaplicabilidad de ciertas cláusulas y aumentando los costos y tiempo en un eventual proceso legal.
Desactualización con respecto a la ley.
Las leyes en materia de arrendamiento, especialmente las de vivienda, cambian con el tiempo y varían de un lugar a otro. Además, dichas normas son constantemente interpretadas por las autoridades, lo que genera criterios nuevos sobre su aplicación. Un formato de arrendamiento para llenar descargado de internet podría basarse en normativas pasadas, no corresponder a la legislación aplicable a tu arrendamiento o no considerar los criterios recientes en la materia.
Esto puede ocasionar la invalidez de una o varias cláusulas, así como la falta de cumplimiento de requisitos previstos por la legislación correspondiente.
Falta de confianza para ambas partes.
Un contrato bien redactado no solo protege al arrendador, sino que también brinda seguridad al arrendatario. Al usar un “machote”, alguna de las partes puede sentirse desprotegida si el formato no contempla sus necesidades específicas, lo que aumenta la posibilidad de desacuerdos durante la vigencia del contrato. En cambio, un documento detallado y adaptado a la realidad del arrendamiento fomenta la confianza y la buena relación entre ambas partes.
Presentar un contrato personalizado y legalmente sólido transmite mayor confianza y profesionalismo. Los arrendatarios se sentirán más seguros al ver que el documento cuenta con el respaldo de asesores o abogados expertos. Esto no solo evita problemas futuros, sino que también mejora tu reputación como arrendador.
Posibilidad de asesoría legal y resolución de conflictos.
Contar con un contrato diseñado a la medida y con respaldo de profesionales implica que, en caso de surgir un conflicto, tendrás un documento confiable para presentarlo ante las autoridades competentes. Asimismo, te facilitará encontrar soluciones consensuadas antes de llegar a instancias mayores. Con un “machote”, muchas veces no queda claro ni siquiera dónde o cómo resolver las controversias, lo que complica y prolonga los procesos legales.
Un contrato de arrendamiento personalizado es una inversión en tu tranquilidad y seguridad. Aunque pueda ser tentador recurrir a un formato genérico por ahorrar tiempo o dinero en el corto plazo, las consecuencias de no contar con un documento adecuado y adaptado a la ley pueden resultar mucho más costosas a largo plazo. En cuestiones legales, la prevención es la mejor protección.
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